“Envidia de la buena” esta frase me parece que está cargada de ironía. Es como decir “vete a la mierda, pero te vas con cuidado y por la sombrita”. Creo que sentir envidia es una de las peores sensaciones que podemos experimentar los seres humanos y recibirla es aún mucho peor.
La envidia se puede definir como el sentimiento de resentimiento o dolor por no tener algo que posee otra persona. Llámese puesto laboral, estatus social, relación amorosa, etcétera. Normalmente esta expresión “envidia de la buena” te la dicen personas que te conocen y que al parecer se alegran de que hayas logrado algo. Pero ¿porqué entonces no decir enhorabuena, felicidades, lo mereces, me alegro por ti?
Por: Ana Morín, @chaberucitaroja
Claro hay quienes te dicen “envidia de la buena” pero sientes en su mirada o expresión que no hay nada de bueno en su comentario y en realidad tu logro les está molestando, pero están intentando ser amables.
Cuando yo veo a mis amigos y familiares felices, triunfando, logrando esos sueños que alguna vez entre copas y tazas de café me compartieron, me alegro infinitamente. De hecho, me motiva mucho a yo seguir persiguiendo mis sueños.
Si veo a algún conocido viajando al destino al que siempre he querido no siento envidia, me alegro por esa persona y sé que esa persona podrá darme tips cuando por fin yo pueda hacer ese viaje tan anhelado.
Y claro yo como todo ser humano suelo sentir envidia. Y de la mala, de la que carcome, porque cuando este sentimiento me invade pienso que sin importar lo que yo haga no podré obtener lo que esa otra persona tiene. Un ejemplo muy sencillo y hasta bobo es que envidio a las mujeres con piernas largas. Con mis escasos 153 centímetros de estatura, no importa si me subo a unos tacones altos… seguiré siendo pequeña y mis piernas nunca serán más largas.
Seguro a todos nos ha alcanzado la envidia en situaciones que según nuestro juicio son injustas. Por ejemplo ¿por qué a ese compañero lo ascendieron? Yo lo merecía más porque llevo más años en la empresa. Y sí quizá es una injusticia y tenemos el sentimiento de frustración atorado en el estómago, pero también puede ser que, si vemos la situación desde fuera y objetivamente, esa otra persona tenga una mejor preparación académica o tenga las cualidades necesarias para el puesto. Pero normalmente nos cuesta ser objetivos, la envidia nos ciega.
Enfoquémonos en nosotros y en nuestros objetivos. La vida no se trata de competir el uno con el otro. Cada quien tiene sus momentos y procesos. Alegrémonos de los éxitos de los otros, evitemos la envidia a toda cosa, tanto transmitirla como también el alejarnos de esas personas envidiosas. Insisto la envidia no tiene nada de buena.