Isabel es la maestra que más me ha marcado en la vida, empezando por el hecho que fue ella quien me dio la vida
Cuando era niña siempre escuchaba el nombre de mi mamá acompañado del prefijo maestra, “la maestra Isabel” decían y yo me sentía super orgullosa de que esa mujer a la que se referian con respeto y admiración fuera mi madre.
Mi madre fue mi primera maestra, ella me enseñó a leer y escribir cuando tan sólo tenía 4 años. Ella no sólo me enseño de letras y números, me enseñó mil y un cosas que me han hecho la persona que soy hoy. Creo que podría resumir todas sus enseñanzas en la siguiente frase “una mujer puede hacer todo lo que se proponga y además hacerlo en tacones altos”.
La maestra Isabel no me educó con lo típicos estereotipos de por que eres mujer tienes que saber cocinar, trapear o tejer. Me enseñó algún par de recetas para que fuera un ser independiente que pudiera alimentarse cuando estuviera sola en casa, se barrer y trapear por que teníamos que ayudar con las labores del hogar pero todo esto también se los enseñó a mis hermanos varones. Alguna vez también intento enseñarme a tejer por que yo se lo pedí y las dos nos dimos cuenta que tejer no estaba dentro de mis talentos. Pero mis habiliades con las manualidades o con la cocina nunca definieron mi calidad como mujer. A mí lo que se me exijia era que fuera buena estudiante y que fuera educada y respetuosa con todos.
Hasta la fecha jamás he recibido de ella un “tú no puedes hacer eso por que eres mujer”. Ella rompió en su momento muchos paradigmas y tuvo que sobre llevar las críticas por trabajar desde muy joven, por vivir lejos de su casa en sus primeros años como maestra, o por ser la única de sus hermanas que “descuidaba a sus hijos” por trabajar.
Yo vi a mi madre trabajar educando a cientos de niños, inspirando generaciones, llegar a casa cansada para seguir con la labor de educar a sus propios niños. Dicen que las madres que trabajan pueden traumar a sus hijos. Si traumar es dar el ejemplo del trabajo y esfuerzo, educar hijos más independientes… pues si mi mamá nos traumó a mis hermanos y a mí.
La maestra Isabel también me enseño de estílo, a combinar mis zapatos con mi bolsa, a usar accesorios correctamente. Recuerdo que me encantaba entrar con ella a los vestidores y verla como se probaba ropa. Sobre maquillaje tuve que aprender sola por que no herede de ella su perfecta y tersa piel que no había por que corregir con polvos y bases, ella siempre fue mujer de cara lavada y labios pintados y se veía arreglada.
Todos dicen tener la mejor madre del mundo, yo puedo presumir que tengo la mejor mamá y mejor maestra. Sin embargo no la idealizo, se muy bien que ella no es perfecta, se que ha cometido errores pero la he visto aprender de ellos y levantarse airosa.