Una de las primeras noches calurosas del año en la ciudad de Guadalajara tomaba otro rumbo, la temperatura subía siendo las 9 de la noche por las inmediaciones del Teatro Estudio Cavaret, que se preparaba para el regreso del peculiar sonido de Mac DeMarco.
Por Salvador González, fotografías de Noé Blanco para Kä Volta
La zona de Parres Arias y Periférico presentaba una gran cantidad de tráfico, tanto vehicular como peatonal, y es que, además de las obras que se llevan a cabo en sus alrededores, los foros a su que ahí se conglomeran todos tenían algo que mostrar por una parte el Auditorio Telmex tenía a Pablo Alborán, y apenas unas horas antes, había finalizado la primer Master Class del director de cine mexicano Guillermo del Toro en el Conjunto de Artes Escénicas; por lo que el transitar por la zona se volvía un verdadero calvario, sin embargo no era impedimento para que los fans de DeMarco se hicieran presentes desde temprana hora.
La velada arrancó con el capitalino Andrés Jaime, mejor conocido en el círculo musical como Wet Baes, cuyo proyecto ecléctico que mezcla elementos funk, pop y electrónicos logró prender a la audiencia, que para ese momento ya abarrotaba el Cavaret. Wet Baes es el sonido de los 70´s y 80´s digerido para las nuevas generaciones, ese que llaman vaporwave, que no es sino una reintrepretación de la música de la vieja guardia, esa que los jóvenes contemporáneos escucharon a través de sus padres y abuelos. Esto no quiere decir que sea un sonido reciclado, en todo caso puede considerarse una oda a esa época sonora, un homenaje a las raíces que forjaron el sonido contemporáneo.
Mac DeMarco y compañía salen al escenario del Cavaret con una puntualidad admirable, siendo exactamente las 10 de la noche, el músico emerge enfundado en una playera color rojo, unos jeans cómodos y unos tenis en color blanco, nada del otro mundo, e inmediatamente comienzan a ejecutar las primeras notas de On The Level, donde el público explotó de emoción, desbordados en el grito “DeMarco, DeMarco”, el júbilo hacía retumbar cada muro del recinto.
Llega la hora de saludar al público “Hola Guadalajara, es un gusto estar nuevamente aquí, estamos muy contentos, como sabrán, nosotros somos norteamericanos y los norteamericanos, amamos a los mexicanos” con un español pausado pero en su totalidad comprensible. Rápidamente pasa la voz a su guitarrista quien da referencia a lo mismo; “Mexicanos ser chidos, Donald Trump, eres un pendejo”, fueron las palabras del instrumentista, provocando la euforia de todo el conglomerado de asistentes.
Sigue la música, alrededor de una hora ha pasado mientras disfrutamos de temas como Brother, One Another, incluso Kiss me, cover de, Sixpence None the Richer; el foro está hecho un hervidero de emociones, gritos, baladas, saltos, danza, y todo lo que DeMarco y compañía generan en una experiencia que no se ve a diario.
Si bien en esta ocasión Mac, no ha subido gente al escenario o se ha lanzado al público, su tradicional irreverencia se deja ver desde otros puntos, al finalizar “My Kind of woman”, vienen las sorpresas, la hora “del palomazo” empezando con un clásico, Under The Bridge de los Red Hot Chilli Peppers, seguido por High and Dry de Radiohead, In da Club de 50 Cent, y The Christmas Song de Nat King Cole. Temas que cantó el baterista mientras Mac DeMarco tomó las baquetas y se hizo cargo de la percusión. Casi dos horas de concierto, llega el momento de despedirse.
Mientras los asistentes comienzan a abandonar el Teatro Estudio Cavaret, otros se quedan finalmente, De Marco y compañía regresan a los tres minutos dando dos temas más. “Repise” y “Watching him fade away”. Cerrando de esta manera su presentación en el Guadalajara dejando a sus seguidores más que satisfechos.