Era una noche cálida en la que los fans de Anathema y (de una de sus mentes creativas) Daniel Cavanagh nos reunimos en el C3 Stage para corear algunas de las más clásicas del sonido gótico y, además, nos llevamos un muy grata sorpresa, que más adelante les voy a contar.
El concierto empezó aproximadamente a las 9:30 p.m. el público era todavía poco pero selecto, lo que permitió que la velada fuera más íntima, donde las bromas y el buen humor nos acercaron más con el artista, y aunque al principio parecía que Daniel estaba teniendo algunos problemas sus pedales, eso no importó para poder disfrutar Untuchable part 2 y Springfield. Algo que me llamó mucho la atención fue la especie de trance en el que parecía estar sumido el público, silencio, ojos cerrados, ligeros movimientos del cuerpo y al final aplausos y gritos; Cavanahg no necesita ser un showman para mantener cautivada a su audiencia, sus interpretaciones de la gran canción clásica de los 80´s Running Up That Hill de Kate Bush o The Wall de los inmortales Pink Floyd y Enjoy The Silence de Depeche Mode, fueron un tributo exquisito al talento musical británico y fue sin lugar a dudas algunos de los momentos más épicos del concierto.
Un dato curioso, fue que, entre la audiencia, se encontraba ni más ni menos que Steven Wilson, (quién al día siguiente se presentaría en el Teatro Diana), disfrutando de la presentación de Cavanagh, y aunque varios de los asistente notaron su presencia, su equipo de seguridad no permitió que se le acercaran a saludar o a tomarse una foto con el cantautor.
En un recorrido de 19 canciones, pudimos ser testigos del gran talento que el tiene el guitarrista y fundador de Anathema, guitarra, piano, voz, simpatía, todo en una sola persona, que sin nada de acompañamiento y sin necesidad de montar un espectáculo en el escenario, nos traslada a la vieja escuela de los artistas que sí tocan instrumentos y que en esta época donde los sintetizadores, cajas de ritmo y la mercadotecnia marcan las tendencia, nos dejó un muy buen sabor de boca encontrar este oasis musical.
Es momento de hacer una confesión (redoble de tambores): tengo un problema entendiendo el humor inglés, a veces no sé si están siendo sarcásticos, prepotentes o si están bromeando, yo noto una pizca de reclamo tras sus bromas, llámenme anticuada pero así lo siento, por eso en mi opinión personal fue un poco extraño escuchar a Cavanagh reclamar a las personas que estaban al fondo del foro platicando; además, cada vez son más los artistas que piden que no haya distracciones en sus presentaciones, muchos solicitan evitar sacar el celular, tomar vídeo o fotografías de su show, etc., sin embargo, fuera de ese pequeño detalle, Daniel Cavanagh ha sido de los mejores conciertos de mi año.