Aunque podría parecer una sala de trofeos, el medio de la música es realmente una telaraña.
Sí, a veces solo vemos a ciertos artistas en la televisión o en la radio por varios años, pero todos han pasado por colaboraciones, conocidos, jefes, compañeros. Bandas comparten miembros, a veces por un rato, a veces por siempre. A veces lo que crees que es una banda, es en realidad un proyecto solista. A veces un proyecto solista se convierte en una banda. Aprender la historia de un proyecto musical es estudiar y desenredar las conexiones, influencias, amistades y colaboraciones que componen la línea de tiempo de los artistas.
Future Islands empezó a hacer música en el 2006. Originarios de Baltimore y con un trasfondo estudiando artes visuales y plásticas, la fuerza de su sonido sale de instrumentos electrónicos. Las canciones más populares de Future Islands vienen de su álbum “Singles”, del 2014. Este esfuerzo cayó después de ocho años de experiencia como agrupación, asegurando que estuvieran bien cimentados en la experiencia y el conocimiento mutuo que te da tocar juntos por tanto tiempo. “Seasons (Waiting On You)”, su canción más popular, los llevó a presentarse en el show de David Letterman con un disco que habían pagado por producir ellos mismos. Esa canción luego sería nombrada la mejor canción del 2014 por Pitchfork y Consequence of Sound.
Y aquí estamos ahora.
Así como hay interconexiones en la industria, también hay especialización. Algunas bandas se comprometen 100% a su acto en vivo, dejando de lado sacar álbumes, recopilaciones y demás. Esto es en especial prevalente en la música electrónica, donde los DJs no son juzgados por sus lanzamientos, sino por cómo prenden al público cuando tocan. Del otro lado de la balanza, bandas como Steely Dan renunciaron a las presentaciones en vivo, por miedo a no poder igualar el cuidado que se le pone a una grabación.
Parado en el Guanamor Teatro Estudio este pasado viernes 23 de septiembre, me doy cuenta que Future Islands es una banda que enfoca su energía en su acto en vivo. La fuerza base de sus presentaciones se divide entre el combo de su batería y su bajo (las bases de casi toda la música, pero específicamente el EDM y corrientes relacionadas como el synthpop), y el performance de su front man, Samuel T. Herring, quien canta, grita y susurra por todo el escenario moviendo su cuerpo de formas a veces enérgicas, a veces extrañas, a veces sensuales. Es evidente por la respuesta del público que esto es a lo que vienen. Desde que salen, Herring tiene control total del escenario. Agradece a todos su presencia, así como a la banda telonera, y se lanzan a su primera canción.
Una hora después, al final de la noche, mi amigo Arturo Ávalos y yo imitaremos burlonamente el tono dramático, rasposo y emocional de Herring mientras caminamos al estacionamiento. Platicaremos sobre cómo, después de todo, la presentación de Herring funciona. Nosotros, no siendo fanáticos de la banda (pero sí de los teloneros) nos hallamos enteramente atraídos al ritmo constante del bajo. Bailamos desenfrenadamente con canciones como “Plastic Beach” y “Light House”. Escuchamos los gritos del público cuando Herring hacía una patada voladora.
A través de la noche escuché comentarios de mucha gente de que el Guanamor es un excelente venue para esta clase de bandas, y estoy de acuerdo. Se logra apreciar el tamaño de su seguimiento, sin sacrificar espacio ni amenidades. Siendo mi primera vez yendo al Guanamor, aprecié mucho la combinación entre intimidad y confort que ofrece.
Una hora antes, Human Tetris está en el escenario. La banda de post-punk ruso en formato de dúo abrió el concierto diciendo “Como siempre, nuestro único mensaje es la paz.” Creo que mucha gente no los conocía, pero Arturo y yo disfrutamos y bailamos con “Things I Don’t Need” y “Melancholy”. En cierta forma tocan el mismo tipo de música que Future Islands, pero sin el sintetizador clave de Gerrit Welmers. Uno se pregunta qué pasaría si Human Tetris se inclina por lo electrónico.
Un día después, platicando con mi novia sobre el concierto, googlearé a Future Islands para decirle el nombre del vocalista, y me daré cuenta que Samuel T. Herring también es Hemlock Ernst, rapero de Baltimore y perenne símbolo del art rap, colaborador cercano de mi rapero favorito, Milo, también conocido como R.A.P Ferreira. Mi intento de unir estas dos identidades como si estuviera mezclando una baraja, las cartas intercalándose, me congelará en el momento. El señor chaparrito que se retorció en el escenario también tiene un disco con Madlib.
Uno nunca sabe. | #KaVolta 🖤