Tener libros o como yo le llamo, invertir en libros es un arte, y un verdadero proceso selectivo. En mi caso cuidado meticulosamente para tener los mejores libros y los que realmente voy a leer.
Mi biblioteca personal está entonces plagada de títulos que de alguna manera componen y dan forma a mi estilo de escritura, a mi manera de pensar y a la manera en la que hago muchas cosas. Incluso los utilizo de referencia.
Lo interesante son las aportaciones de otros, como cuando entraron a biblioteca común los libros de mi novio… (Con los que pasa algo similar a mi, si les das una revisada al final te das cuenta que son parte fundamental de su personalidad.)
Así que para mi, no se trata de tener libros por tener. Ni se trata de leer solo por leer. Para mi la lectura es una extraña y curiosa necesidad de aprender y la manera en la que la satisfacemos. Es por ello que en mi biblioteca personal habrá entonces libros de literatura clásica general, libros que todo fashionista debe tener, así como otros aderezos como de cocina, herbolaria, personajes míticos, psicología, sociología, y jazz… Sin dejar atrás los de foto, diseño gráfico en general o pintura.
Ahora que ya está la edición 2015 de La Feria Internacional del Libro en Guadalajara, casi como si fuese una moda o una especie de requisito para pertenecer, aparecen los “lectores asiduos”. Casi como las canaperas de eventos de moda pero estas más bien de libros que presumen insistentemente “Que leen”: Cargan libros a todos lados, y a la menor provocación “aun cuando sean 2 minutos libres” sacan un libro para “leer”, se hacen selfies y se inscriben a cuanta presentación de libro – aun cuando nadie sepa quien es el autor – se encuentran. Buscan colarse a los cocteles exclusivos, etc, etc, etc…
Entiendo los intentos por hacer que la gente lea, con distintos tipos de publicaciones en blogs y videos en Youtube, por que hemos perdido esta parte de la cultura, agradezco a quienes hacen buenas reseñas de libros que me motivan a leer, pero me parece innecesario posar como – rockstar de los libros – solo por el hecho de “leer”. No se ustedes pero por lo menos conozco 3 personas que leen mucho, admiro su capacidad de reflexión y lo mucho que me pueden aportar con todo lo que han aprendido en los libros, pero a estas personas no las veo parándose el cuello por ello, ni cargando libro.
Para mi llevar libros a todas partes y contigo a cada momento no prueba nada. No es que por ósmosis o simple contacto con el libro que lo vas a leer o te va volver más culto tener siempre un libro contigo, es como creer que por ese “accesorio” todo el mundo creerá que eres inteligente. Digo, yo llevo conmigo un libro cuando voy a viajar, o que se que tendré que esperar en alguna sala, sin tener con quien charlar.
Quizá esta inconformidad es por que para mi leer es algo intimo, algo que se disfruta digamos a solas. En la que puedes hacer pausas para saborear las palabras y reflexionarlas. Sonreír cuando leíste algo muy agradable, para incluso repetirlo en voz alta o para reflexionar su contenido caminando por la casa, con una buena taza de algo caliente. Llorar si así lo amerita lo que el autor escribió. Hacer anotaciones, mentales o físicas, y sobre todo quedarte con nuevo conocimiento e ideas que puedes compartir a otros.
Lo siento así por que al final creo que la interpretación de lo leído es propia, intransferible, de manera romántica les digo que leer es algo que se siente en todo el cuerpo, no es para demostrarle a nadie nada.
Así que al final me parece ridículo intentar posar, con libros, a diestra y siniestra, y tratar de dejar en claro a todos en cada momento que #YoSileo y dejar de lado el verdadero disfrute que significa leer.
¿O ustedes que creen?