Voy a contar una historia que quizá no conocen de mi. Hace algún tiempo aprendí a leer las cartas, y me dediqué a adivinar la fortuna.
En un par de ocasiones he mencionado que pasaba largas horas en la biblioteca de la escuela preparatoria en la que estaba. Curiosamente – aun cuando era una escuela católica – en su acervo había algunos libros sobre magia, quiromancia, sobre leer las cartas (cartomancia), y horóscopos. Quizá porque la mayoría de los libros fueron donados.
Por: Ana Volta, @anavolta
Recuerdo haberlos visto, pero no me llamaron la atención hasta tiempo después. Un día estaba buscando algo en uno de los cajones de mi mamá (seguramente un peine), y encontré envuelta en un paliacate una baraja española. Casi de inmediato cuando la vi sin mayor información sabía que servían para “consultar” o interpretar el futuro.
Como buena curiosa que soy, y con una memoria de locos para los libros, sin preguntar tomé la baraja – seguro mi madre ni se acuerda de ella –, y “renté” el libro de la biblioteca.
Quiero pensar que había algún talento especial en mi, o simplemente soy muy hábil para sumar una cosa con otra, pero en menos de un par de semanas ya tenía dominado el arte. Primero con libro en mano para dar interpretaciones, después de memoria.
A la primera persona que logré convencer, de que podía leer las cartas y adivinar el futuro, y que quisiera saberlo fue la que en ese entonces era mi mejor amiga. Todavía me acuerdo de esa primera experiencia, estábamos afuera de su casa y lanzamos las cartas sobre el cofre del auto de su mamá. No recuerdo con exactitud qué cosas preguntó, pero se que estaban relacionadas a chicos y cosas que nos importaban estando en la preparatoria.
Todas mis predicciones quedaron en “quizá”, hasta que algunos días después “se cumplieron” algunos de mis oráculos. De pronto ya estaba yo leyendo las cartas a cuanta persona me preguntara por ellas. Pasé de este arte, al de la numerología (otro libro disponible en la escuela), y luego a estar dando perfiles según signo zodiacal (otro libro de la escuela).
Por un tiempo estuve involucrada en el tema de la magia, y de estas lecturas. Encontraba fascinación en intentar saber más, quería definir a las personas únicamente sabiendo sus signos zodiacales (con soles, lunas y planetas), e intentaba encontrar patrones en todo a través de los números.
Eventualmente sucesos extraños – no tan chidos y medio paranormales – comenzaron a suceder a mi alrededor y lejos de sentirme más atraída empezaron a no gustarme tanto. En su momento me llegué a sentir como el personaje que interpreta Whoopi Goldberg en Ghost (1990). Así que abandoné del todo el asunto, y es por eso que rara vez hablo del tema.
Al día de hoy, no me siento tan creyente de este arte como cuando estaba en la preparatoria, pero lo respeto, y mucho. Uno nunca sabe con certeza las cosas. #LunesEnTacones 💜
Dato curioso: Nunca me han leído las cartas. Yo solía leermelas a mi, pero siempre pensé que al ser yo mi propia lectura ellas me arrojaban lo que yo quería leer y no la verdad.
La única vez que intentaron leerme las cartas, quien las adivinaría para mí no podía. No le arrojaba respuestas, según él porque bloqueaba muy bien el asunto. Tuvimos que hacer una “sesión” para que yo pudiera darle permiso, y cuando en teoría ya teníamos ese permiso… cada que intentaba echar la cartas nos interrumpía algo o alguien hasta que finalmente dejamos de intentarlo.