Octubre se ha convertido en el mes para conmemorar ciertos aspectos de la salud. Como la prevención del cáncer de mama, como la salud mental que si bien no tiene que ver con un padecimiento netamente tangible, sigue siendo un tema físico.
La salud mental laboral ha cobrado gran relevancia desde hace ya varios años iniciando en Europa y se ha extendido de a poco y con gran éxito a todo el mundo sobre todo los países de Latinoamérica.
Recuerdo que hace años en una visita con mi terapeuta me dijo “Es que la salud mental no se ve y por lo tanto no se toma en consideración, por el contrario, si vinieras sangrando de la frente todo mundo se ofrecería a ver cómo ayudarte”. Así es justamente la salud mental, una herida invisible que sangra y puede llegar a supurar.
Salud mental laboral
Es un tema complejo, de una sutileza maestra, que cuesta explicarla o procesarla como tal, incluso para quien la padece. Si nos movemos al plano laboral, el estigma es mayor; ya que los dogmas son varios y variados, todos apoyados en el mal entendido profesionalismo. Lo que se traduce como aguantar todo por no parecer loco o rebelde o desacatado o mi favorita grosero. Porque todavía ahora en pleno siglo XXI con internet y todo el acceso a la información las no malas, sino pésimas prácticas laborales se perpetúan casi como tradición.
Marie-France Hirigoyen en su libro “Todo lo que hay que saber sobre el acoso moral en el trabajo” expone con excepcional maestría los diversos tipos de abuso moral en el entorno laboral. Sin embargo, en esta ocasión quiero mencionar solo el referente al estrés y el burnout que como traducción literal del inglés sería algo así como “quemado” y que se entiende en traducción formal como agotamiento y aquí lanzo las siguientes interrogantes:
- ¿Te has sentido cansado de tanto trabajo/proyectos en tu entorno laboral?
- ¿Te sientes bien al estar con la agenda llena?
- ¿Te da orgullito ser siempre en quien recaen las responsabilidades de tu puesto laboral?
- ¿El cansancio te impide dormir?
- ¿Confundes ya la realidad con la ficción confundiéndote a ti mismo con Don Draper en tu propia serie de Mad Men?
- ¿Cuándo está de vacaciones piensas en trabajo?
- ¿Sufres ataques de ansiedad a mitad de la noche por algún asunto laboral?
- ¿Eres incapaz de disfrutar hasta los éxitos logrados?
Si respondiste que sí a más de tres de las anteriores estás en fase inicial de estrés. Si respondiste afirmativamente a más de cuatro estás chamuscado (burnout) a dos de incinerarte. El estado de estrés, según Hirigoyen, se da cuando existe un desequilibrio entre la percepción que tiene la persona de las presiones impuestas por su entorno y la percepción de los recursos personales con lo que cuenta para hacerles frente. Dentro de las familias de riesgo están:
- La carga de trabajo.
- Las relaciones en el trabajo; de tipo jerárquico la mayoría incluidas las relaciones con los compañeros de trabajo y clientes.
- Los conflictos de valores entendidos como la diferencia ética entre los procesos laborales y los personales.
- Las reestructuraciones y cambios sin tomar en cuenta el impacto sobre la salud de los colaboradores, igualmente de tipo jerárquico en su mayoría.
¿Qué es estar ocupado?
Entonces para desmenuzar el menú anterior empecemos por entender que “estar demasiado ocupado”. Es una especie de orgullo innecesario y que además no da como resultado ningún fruto que aplica al viejo refrán de “no por madrugar amanece más temprano”.
Es decir, que de nada sirve cargarse de trabajo y/o actividades que nos hagan parecen alguien importante o valide nuestra existencia personal a través de responsabilidades laborales. Esa idea setentera del ejecutivo lleno de papeles y/o juntas que traslada en esta era los correos electrónicos y reuniones digitales que perfectamente pudieron ser un correo.
Herbert J. Freudenberger fue uno de los primeros psicólogos en describir el síndrome de burnout es necesario entender que para llegar él o al también llamado karōshi término japonés para referirse a la muerte por exceso de trabajo es porque antes no se puso atención al mismo porque sinceramente trabajar mucho o demás está bien entendido socialmente, pero ¿es sano?
La respuesta es ABSOLUTAMENTE NO, de ninguna manera es sano ni física, ni mentalmente una sobrecarga de actividades que posteriormente impidan el buen funcionamiento del organismo.
El síndrome del agotamiento
Posterior a Freudenberger la psicóloga social Christina Maslach elaboró un inventario que permite medir el síndrome por agotamiento y del cual se desprenden tres dimensiones:
- Dimensión de agotamiento físico y emocional.
- Dimensión de despersonalización reflejada con actitudes indiferentes e incluso llegar al cinismo donde se mantiene una distancia con los compañeros de trabajo que impacta en el desempeño laboral.
- Dimensión de falta de eficacia percibida; donde todo nuevo proyecto parece insuperable
En esta última etapa el trabajo deja de ser importante o tener valor, no hay motivación y es entonces cuando el individuo se viste de cinismo para protegerse dando paso así a la inevitable violencia de tipo pasivo agresiva.
Cabe mencionar que, si bien los puntos expuestos anteriormente no son nuevos, sí están tomando relevancia importante dentro de la salud pública en el plano de la salud mental laboral. Si bien algunas empresas empiezan a tomar acciones concretas en este sentido como individuos es igualmente importante tomar la distancia correspondiente en favor de nuestra salud y bienestar integral evitando así perpetuar pésimas prácticas como:
- Trabajar más de los necesario.
- Aceptar más responsabilidades de las posibles.
- Guardar silencio ante la demanda laboral.
- Subestimar que promuevan el mobbing, bullying o acoso moral dentro del entorno laboral
La crisis de la pandemia COVID-19 vino a acelerar los efectos que tiene en el ser humano el cuidado de su salud mental. Así que si bien esta pandemia cobró muchas vida también sirvió como una especie de despertar en varios sentidos, en lo que al tema de salud mental laboral se refiere. Sobre todo después del aislamiento al que nos vimos sometidos y que propició la pérdida de la percepción del tiempo invertido frente a la computadora u otras actividades de carácter laboral o académico.
La salud es responsabilidad social, sí, empero también lo es personal. Para sostener un cambio en este tipo de prácticas es importante iniciar desde casa, desde el propio campo, desde ti, así que la próxima que estés tentado a aceptar otro proyecto personal o laboral pregúntate si de verdad vale la pena herirte de muerte. Una muerte en la que permanecerás con los ojos abiertos asaltándote en sueños por algo que más que pudiste hacer mejor. | #KaVolta 🖤