La pandemia nos trajo muchas cosas nuevas. También se llevó muchas cosas viejas. Por ejemplo, estornudar en el súper sin sentir culpa. Sentirte tranquilo sin traer puesto un tapabocas. El estreno original de Morbius, etcétera.
Otra de las cosas viejas que se llevó fueron los menús físicos en muchos restaurantes. Hoy en día cuando vas a casi cualquier restaurante, te reciben con un papelito que puedes escanear con tu celular para consultar el menú del lugar. A veces te lleva a una página web. A veces baja un PDF. A veces te lleva a un google drive. Es un pueblo sin ley esto de los menús QR. ¿Qué son estos cuadritos a los que les estamos tomando fotos con el celular? ¿Cómo le hacen para tener información de tantas formas distintas?
Caption: Ah, los viejos tiempos.
¿Cómo leemos la información?
Uno de mis datos curiosos favoritos es que después de que la humanidad desarrolló el lenguaje hablado, nos tomó treinta mil años años desarrollar la escritura. Hoy en día damos por sentado que las palabras se pueden anotar o escribir en cualquier medio desde un post-it hasta el más grande espectacular. Podemos escribir libros larguísimos o rápidas notas en una servilleta y se leen exactamente igual (en cada lenguaje por lo menos.) Esto es porque casi todas nuestras civilizaciones, ya sea por iniciativa propia o por copiar al prójimo han desarrollado alguna forma de escritura. Algunos métodos de escritura (como en el que estás leyendo esto) tienen un carácter por cada sonido que usamos en el lenguaje. En otros, como el japonés o el chino, cada carácter puede tener varios significados y pronunciaciones. Cuando estos caracteres se ponen uno al lado del otro se juntan en palabras. Estas palabras se juntan en enunciados y así sucesivamente hasta que podemos leer el significado completo de lo que hemos escrito.
La lectura normal de un texto se da unidimensionalmente. O sea, en este momento tus ojos van de izquierda a derecha captando el significado de las oraciones una palabra a la vez. Leer es tan parte de nuestra evolución que tu cerebro obvia muchos detalles como la posición de las palabras y el tipo de letra (o fuente) que se está usando, a favor de la información contenida en su significado.
Para meterle más información a este texto, tendríamos que usar una técnica más allá de la lectura normal. A través de los años hemos desarrollado muchas técnicas para codificar mensajes secretos o agregarle significado adicional a nuestras palabras. No nos vamos a meter mucho en la criptografía (aunque podríamos en futuras entregas) pero éstas técnicas incluyen usar números en vez de letras o denotar ciertas partes del texto de alguna forma creando un mensaje adicional.
En la poesía, por dar otro ejemplo menos técnico, se requiere expresar ideas muy complejas con pocas palabras, dando más de una dimensión de entendimiento a un texto que a simple vista podría parecer perfectamente normal. Sin embargo, no todo en la representación multidimensional de la información son mensajes secretos y criptografía. Hemos inventado formas de leer mucho con muy pocos caracteres. Por ejemplo, los números de tu INE o licencia de conducir contienen números que significan tu fecha de nacimiento, la región a la que perteneces y otros datos. Esto aplica también para muchos números de identificación como el CURP, el RFC, tu pasaporte etc. Lo importante es saber leer la información.
¿Cómo contamos las cosas?
Con la revolución industrial, empezamos a generar y transportar más y más cosas. La invención y popularización del ferrocarril hizo que los sistemas que usábamos para inventarios y boletaje se volvieran completamente obsoletos. Antes, había alguien encargado de escribir en un papel todos los trenes que entraban y salían de una estación. En algún punto, eran tantos trenes y vagones los que estaban siendo transportados que el encargado tenía que detener los trenes, causando retrasos y molestias.
Es aquí donde nacen los códigos de barras. David Collins, quien en aquel entonces trabajaba en el Pennsylvania Railroad, desarrolló un sistema para contar automáticamente los trenes. El sistema se llamaría KarTrak, y usaría rayas azules y rojas a los lados de los vagones. Estas rayas estarían codificadas para tener seis dígitos para la compañía, y cuatro dígitos para el número de vagón o carro. Los lectores entonces brillarían una luz sobre el código y leerían los reflejos causados por las rayas. Las máquinas lectoras eran del tamaño de refrigeradores. En los próximos años, este sistema se adoptó para la oficina de correos, casetas y para contar cajas de productos.
Fue en 1972 que este sistema se empezó a usar y estandarizar en los supermercados de Estados Unidos. No fue un éxito inmediato, ya que las máquinas para leer los códigos eran todavía costosas y se requería que la tienda tuviera por lo menos el 70% de los productos con estos códigos para que fuera rentable. Los códigos se pegaban a los productos son etiquetas adicionales que los empleados tenían que pegar a la hora de hacer el inventario. La tecnología, sin embargo, probó ser un gran paso adelante para la velocidad y conveniencia de los clientes y las empresas que lo usaban, y terminó por usarse en todos lados. Se adoptó una simbología para todos los códigos usados para estos productos, llamada UPC (Código de Producto Universal) y se empezaron a imprimir los códigos directamente en las etiquetas.
Pregunta Extra: ¿Por qué barras?
El funcionamiento de un código de barras está originalmente basado en la clave morse. Las barras largas y cortas están separadas por espacios vacíos en blanco, formando números y a veces letras (dependiendo de al codificación.) Al ser unidimensional, estos códigos están formados realmente por puntos y su separación. El primer código de barras desarrollado era un círculo, muy parecido a un blanco como a los que se les tiran con arco y flecha. Esto permitía leer el código en cualquier dirección que se usará el escáner. Implementaciones consiguientes alargaron los puntos hacia abajo, para que en el caso de que se escurriera la tinta o tardara en secar, no fuera afectado el código. Este modelo de rayas oscuras sobre fondo claro sigue siendo el estándar hoy en día, con las barras en negro y el espacio vacío en blanco en la mayoría de los casos. Lo que cambió para adaptarse a leer el código de cualquier manera fueron los lectores, los cuales ahora cuentan con múltiples láseres en vez de solo uno.
¿Por qué no has hablado de los códigos QR?
Ya saben que me gusta dar un buen de contexto. Bueno! Pues lo que pasa es que todos estaban muy felices con los códigos de barras, pero obviamente venían con sus limitaciones. En un código de barras normal, lees la información de izquierda a derecha como cuando nosotros leemos algo escrito. Esto significa que mientras más información quieras guardar en un sólo código, más largo tiene que ser. Se pueden hacer más estrechas las líneas y más específica la lectura, pero tiene un límite.
En 1994, Toyota se encontró con el problema de que sus líneas de producción estaban yendo más y más lento. Esto porque las cajas con materiales tenían hasta diez códigos de barras que había que escanear. Masahiro Hara, un empleado de una subsidiaria de Toyota llamada Denso Wave, fue el encargado de desarrollar un código que pudiera guardar toda esa información en un sólo código que fuera fácil de leer. Masahiro era fan de jugar Go (un juego de mesa similar al Reversi o al ajedrez) en su tiempo libre, y se le ocurrió la idea de representar información con puntos sobre una matriz. Le pusieron de nombre Quick Response (Respuesta Rápida en inglés).
Con los códigos de barras, lees una cadena de caracteres que puedes ir a buscar en una base de datos para obtener más detalles del producto. Un código QR puede contener hasta 4296 caracteres de información. Lo cual significa que puedes guardar el nombre, productor, número y hasta descripción de un producto en un sólo código que se lee rápidamente.
Obviamente lo que vemos ahora como códigos QR es el resultado de mucho trabajo de investigación y tecnología que no vemos a simple vista. Por ejemplo, los códigos QR son caracterizados por tener tres cuadrados en las esquinas superiores y la inferior izquierda. Estos cuadrados permiten que la computadora que esté interpretando el código pueda normalizar la imagen sin importar en qué ángulo se está viendo. Hay códigos QR de muchos tamaños, y pueden guardar desde sólo números o caracteres alfanuméricos hasta caracteres en japonés.
La adopción de los códigos QR no fue inmediata, como tampoco lo fue con los códigos de barras. El principal problema era que producir los lectores era todavía muy costoso. Esto fue mejorando poco a poco cuando se instaló software en los celulares que podía leer estos códigos analizando la imagen capturada por su cámara. Muchos sistemas de lectura de códigos QR o de barras hoy en día son sólo celulares, disminuyendo los costos de adopción para todo mundo. También hay páginas que te permiten crear un código QR con tan solo escribir lo que necesitas que diga, poniendo la tecnología al alcance de todos. Esto también es porque Hara y Denso Wave decidieron patentar los códigos, pero no limitar su uso, permitiendo que todos los usen libremente.
Así es como hoy en día puedes encontrar códigos QR en cosas como espectaculares, boletos de cine y de avión y por supuesto los menús de los restaurantes. La plataforma de pagos nacional CoDi también usa códigos QR para que puedas transferir dinero rápido con tan solo leer una imagen. Las tarjetas de presentación también ahora vienen con códigos QR que te llevan directo a la página web del negocio. En los museos, puedes escanear un código QR que te lleva directamente a un video o texto sobre una obra. ¡Incluso puedes usarlo para compartir información en videojuegos!
¿Cuál es tu uso favorito de los códigos QR? A mi me encantan los CoDi y su facilidad de uso, pero hay muchos usos más. Déjame un comentario con tu favorito y con alguna pregunta que te gustaría que contestáramos en esta columna.