No están ustedes para saberlo ni yo para contarlo (bueno supongo que técnicamente sí estoy yo para contarlo ya que les voy a contar, y técnicamente ustedes también están para saberlo porque tienen acceso al Internet, y en el Internet hay acceso libre a casi cualquier pieza de información que necesiten, y esta pieza de información no es la excepción) pero voy a ir a Europa por primera vez en mi vida. El viejo mundo llama, y tendré la oportunidad de ver esas ruinas y barrancos de los que he escuchado tanto hablar.
Otra cosa de la que tendré oportunidad, es de tomar el vuelo más largo de toda mi vida hasta la fecha: una experiencia de diez horas en las cuales (si todo sale bien) estaré dormido por la mayoría y que me llevará a sobrevolar el océano atlántico, el mar labrador y (según me informa mi novia) Groenlandia y el eterno hielo.
Aunque no lo comparto, hay mucha gente que le tiene miedo a volar encima del mar. La ansiedad de que algo pueda salir mal con tu avión se multiplica cuando no hay algo sólido sobre lo cual aterrizar. Por más extraños que sean, los aterrizajes de emergencia suceden. En estos casos, hay una serie de protocolos que la tripulación de cabina debe de seguir (por cierto una disculpa por la cantidad de veces que voy a escribir “tripulación de cabina” en este artículo. Si quieren las vamos contando. Van dos.) Siempre que un avión comercial despega, la tripulación de cabina (3) tiene que dar las indicaciones de qué hacer en caso de aterrizaje o acuatizaje forzoso: señalan las salidas de emergencia y muestran el correcto funcionamiento de las mascarillas de oxígeno y los chalecos de emergencia.
De todos estos, lo que siempre me ha llamado la atención son los chalecos. Se supone que tienen una cuerdita que debes jalar en caso de acuatizaje, y que debes tener cuidado de no usar hasta que estés fuera del avión (para no limitar tu movilidad.) Esta cuerdita acciona un mecanismo que infla el chaleco. Pero, ¿con qué?
¿Qué medidas de seguridad tienen los aviones?
Las compañías que hacen y manejan aviones tienen que pasar muchísimas pruebas de seguridad para comprobar que sus aviones están en el mejor estado posible para lidiar con cualquier eventualidad. La regla es que un avión debe poder evacuarse en noventa segundos para pasar las pruebas de seguridad. Esto incluye a la tripulación de cabina(4) y (en las pruebas) voluntarios que estén en buena condición física y no conozcan el avión. La prueba se lleva a cabo a oscuras con sólo luces de emergencia, con la mitad de las puertas cerradas y con obstrucciones como almohadas y cobijas por todo el avión. Si no han bajado todos en 90 segundos, el avión no pasa la prueba y no se certifica.
El noventa por ciento de todos los accidentes en aviones se da en el despegue y el aterrizaje, así que es en estos momentos donde la tripulación de cabina(5) está más atenta a cualquier eventualidad. Se tiene que verificar que no haya nada inusual en la cabina e identificar a las personas que podrían auxiliar en caso de un accidente. La tripulación de cabina(6) lleva cursos intensivos en los cuales tienen que operar las puertas de la aeronave y practicar procedimientos de emergencia tanto en tierra como en agua.
¿Qué significa cuando el piloto dice “armar toboganes”?
Las puertas de los aviones cuentan con toboganes inflables en las puertas de emergencia que están diseñados para inflarse en cuanto se abra la puerta. Cuando el avión va a despegar, el piloto pide que se armen los toboganes para que, en caso de una emergencia, estos se inflen cuando se abren las puertas. También dicen “Realizar Cross check” lo cual significa básicamente “Cada quien cheque el trabajo del de al lado.” Los miembros de la tripulación que armaron los toboganes del lado izquierdo del avión pasan al lado derecho para verificar que todo esté correctamente armado, y viceversa.
Aparte de poder inflarse en seis segundos, estos toboganes también pueden ser usados como balsas en caso de acuatizaje. Cada tobogán está diseñado específicamente para la salida en la que se encuentra y deben de ser ligeros y suficientemente compactos para caber dentro de la puerta, debajo de ella o cerca de las ventanas de las salidas de emergencia. También deben poder armarse en vientos de hasta veinticinco nudos.
Cuando se ‘arman’ estos toboganes, abrir cualquier puerta inflará el tobogán si o sí. Es por esto que las personas que están en salidas de emergencia deben ser brevemente informadas de cómo funcionan las puertas, para que puedan ayudar en caso de emergencia, y sepan que no se debe abrir la puerta por ninguna otra circunstancia. Estos toboganes se checan cada tres años y se tienen que inflar, quitar, inspeccionar, volver a probar, re-empacar y re-instalar.
¿Pero, cómo se inflan?
Los aviones cuentan con tanques de dióxido de carbono y nitrógeno que, junto con aire que se bombea, inflan el tobogán. Cualquier tobogán para ser usado en emergencias de deben poder inflarse en menos de seis segundos para pasar las pruebas de seguridad. (Este estándar no es compartido por los negocios de renta de inflables para fiestas, donde usualmente les toma media hora inflar la Peppa Pig gigante y no puede uno ni subirse hasta que está bien inflado.) Chequen el siguiente video donde se infla uno de los toboganes de un Boeing 747-400 y cuenten los segundos.
Los chalecos salvavidas se inflan de manera similar, con pequeños tanques de dióxido de carbono comprimido que se expande rápidamente al jalar un interruptor. Estos chalecos son de un solo uso, y una vez que se inflan no se desinflarán hasta que sean forzados a hacerlo. También cuentan con boquillas para inflarse en caso de que el tanque no funcione, asegurando que tu y cualquier otro involucrado en el asunto puedan flotar.
¿Tienes preguntas raras? Esta fue una pregunta rara, pero ya la había tenido desde hace rato y me dió gusto encontrar tantas cosas en el camino. El video del tobogán inflándose es mi parte favorita. ¿Cuál es la tuya? (¿Cuantos “tripulación de cabina” contaste?) | #TengoPreguntas #KaVolta 🖤