Durante los últimos 6 meses, desde que nació mi bebé, la experiencia de ser madre ha sido un vaivén de emociones, sentimientos, piensos… que se suman a las negociaciones mentales de mi ser creativo que siempre fue un workaholic y que cuando siente que “no estoy haciendo nada” – aunque en realidad hago mucho –, necesita ponerse en acción.
Pongámoslo así, mi día arranca a eso de las 5-6 de la mañana con la primera (o última) toma de la noche del bebé. A veces si tengo suerte, así como él se duerme, yo también lo hago. Otras me quedo viendo al techo hasta que negocio conmigo misma y veo el teléfono. Otras como hoy me levanto a escribir y desayunar. Luego durante el transcurso del día, cuidaré del bebé, lo alimentaré, hará siesta, jugaremos, lo bañaré y volverá a dormir caída la tarde. Entre esas actividades que por si solas ya son demandantes, está mantenerse a uno alimentado, hidratado, bañado y vestido decentemente; hacer una que otra actividad de la casa. Encima de esto nuestra mente de mamás creativas nos hace fantasear con ponerse a trabajar.
No se lea esto como una queja. La elección de ser madre ha sido mía, y mi pareja está disponible y a cargo de muchísimas actividades de la casa y el cuidado de la cría. Aún así, por los próximos 3-4 años seguirá pegado primero a su mamá.
Mamás creativas
Las mamás creativas, que trabajamos por nuestra cuenta y que además somos perfeccionistas y workaholics, nos enfrentamos a un grave problema: somos mamás creativas – autoempleadas -perfeccionistas y workaholics (o trabajólico). Por lo que conforme la cría crece y las demandas de atención varían los espacios de tiempo para hacer se vuelven un chicle. Sumado al cansancio físico y mental que requiere la crianza hacen que tu inspiración esté completamente desaparecida o por lo menos surge en momentos en los que no te puedes sentar a hacer.
El no poder crear, te lleva a un círculo vicioso de “no estoy haciendo”, que puede llegar a la insatisfacción, que te puede convertir en un terrible troll amargado. Ni se diga de la sensación de “me estoy perdiendo de algo” si tu trabajo requiere salir, convivir o presentarte en eventos. A esto le vamos a sumar la condescendencia por maternidad.
Condescendencia por maternidad
Me he enfrentado a un fenómeno que yo denomino “condescendencia por maternidad” (aunque he escuchado a otras llamarlo discriminación). Qué es una respuesta automática de muchos para parecer tolerantes pero en realidad no saben cómo lidiar con la convivencia con madres: “ay no te preocupes, se que tu no lo puedes hacer porque eres mamá” ó “no te invitamos porque eres mamá”… y un “ah no te dejamos la responsabilidad porque eres mamá”. Un montón de desiciones hechas previamente por ti, sin consultarte. ¿Cómo saben esas personas que no quieres / puedes hacer esas cosas?
No solo es laboral, también hay amistades que ya no te invitan a desayunar por esta misma condescendencia.
Confieso que me tiene harta el “porque eres mamá”. Ser mamá no te transforma en alguien que no puede hacer cosas en su vida fuera de la maternidad. Es probable estés haciendo cosas mucho más importantes, cosas vitales y que solemos creer que no son de alta prioridad porque no son remuneradas, hablo de mantener viva a la cría y a ti misma.
También hay días donde definitivamente no puedes hacer trabajo remunerado, y aun así el que sigas haciendo el esfuerzo, ayuda al ánimo para encontrar un balance en el futuro. Este es el momento en el que más necesitas de apoyo, lo que llamo “tu tribu” (laboral, amistosa y familiar). Gente que te ayude a sentir que es normal lo que estás pasando y que puedes seguir haciendo lo que te gusta como siempre has hecho.
También está la auto-condescendencia
Por otro lado están ya las propias limitaciones que se pone uno al meditar y balancear una vida con crías. Por supuesto que uno no evalúa de la misma manera una situación. Si te encargas completamente de él, o lo llevas al cuidado de alguien más implica ciertas otras valoraciones, desde “puede ir conmigo”, “es seguro”, hasta el “tengo que llevarlo / pasar por él”, matemáticas de mamá le llaman en las redes.
También confieso que a veces parece que abusamos de esta auto-condescendencia con el ánimo de hacernos a la idea de que “no podemos”, pero en realidad es un “estoy exhausta y mis tiempos no son tan precisos”. Recomiendo no hacer uso excesivo de esta auto-condescendencia que después resulta en nociva, el repetirnos frecuentemente que “no podemos” resulta contraproducente en muchos casos.
Conclusión
Con esta carta abierta a mamás creativas, lo único que quiero decirte es que es normal sentir que no estás haciendo todo lo que puedes en un día. Hay cientos de cosas que tendrás que dejar pasar.
Parar, pausar o soltar no significa que has fracasado. No pasa nada si no las haces, si delegas, si dices que no, si no te las dan. Durante estos próximos 3 o 4 años, tu prioridad no tiene por qué ser productiva laboralmente. Tu prioridad puede ser o es tú cría. Y está bien. Está bien parar, está bien descansar, está bien no ser productiva como antes, puede simplemente trabajar en lo mínimo básico viable y está bien.
Contratar una nanny o llevar a la cría a la guardería e irte a trabajar, y ser productiva en el nivel que lo hacías antes tampoco significa que eres mala madre. Lo que funcione mejor para que tu salud mental esté bien. Las mamás creativas encontramos la forma de que las cosas funcionen. A lo mejor tu caso requerirá de que los tiempos que dedicas a tus crías sean menos pero con mucha mayor calidad.
En algún lugar leí que con la idea revolucionaria de que la mujer puede ir a trabajar (así decía aunque suene raro), nos habíamos obligado a creer que debíamos hacer todo al mismo tiempo y no, no tenemos porqué hacerlo. Como siempre me digo a mi misma: puedes hacer todo, más no al mismo tiempo.
Eso pienso hacer, porque decidí que yo quería ser la encargada de la crianza y no quiero dejar de lado mis proyectos, solo es cuestión de encontrar espacio para hacerlo todo y apoyarme de los recursos que tengo en mano para ello, incluidos mi tribu. (Lo siento suegra, mamá, el papá y hasta amigos, les va tocar también cuidar a la cría!)
A la creatividad le sirve y va bien una pausa, donde puedas vivir experiencias nuevas para tener qué contar, y cómo contarlo. A mí me ha servido pausar y/o bajar la velocidad en algunas cosas para disfrutar y meditar, sin perder la agilidad; al mismo tiempo ese “poco practicar algo”, me hace que cuando logro hacerlo, sienta una enorme satisfacción. (CONTINUARÁ… porque estas ideas mutan cada mes de crecimiento de la cría)| #LunesEnTacones x Ana Volta, #KaVolta 🖤