Voy a empezar con un: Yo nunca pensé que me iba a casar.
Si, desde muy pequeña le dije a mi madre: “Yo nunca me voy a casar”. Cada que lo repetía, mi mamá ponía un grito enorme en el cielo, se enojaba y me decía que no anduviera diciendo esas cosas, porque se me iba a cumplir. Más de 20 años después, y tras un “nunca digas nunca”, encontré a esa persona que me hizo cambiar de parecer. A quien ha movido sentimientos tan profundos en mí como para hacerme querer una boda, vestir de blanco, invitar a mis amigos a celebrar, y convertirme en una noviazilla.
Así que si, me casé.
Lo que nadie nunca me dijo es que, organizar una boda me convertiría en una loca de tiempo completo. Una especie de hulk de mecha corta para cada cosa que no funcionaba como esperaba.
En mi única defensa diré que organice una boda en tres semanas, solo porque no quería que escalara y fuera algo sencillo, lo que yo llamaba un trámite. Sepan amigos que si se van a casar una boda nunca es un trámite. Desde la primera idea, desde la primera solicitud de información todo es “la gran cosa”.
Los trámites previos y recopilar la información fue una tortura y he pensado en armar una nota en especial al respecto. (Ja, yo dando consejos de como casarse, no creo que pase).
Al final uno se convierte en esa noviazilla por lo menos en mi caso porque de alguna u otra manera por más sencillo raro o natural, uno se esfuerza demasiado en hacer perfecto un momento que definitivamente cambiará tu vida.
Es válido ser perfeccionista y querer lo mejor. Solo recuerda: “En el pedir está el dar”. Si quieres que las cosas fluyan contigo, tienes que fluir con ellas también. | #LunesEnTacones de Ana Volta, #KaVolta 🖤.