Diez minutos antes de la hora de comienzo, con un foro a medio llenar. Así llegó Between the Buried and Me, la banda liderada por Tommy Rogers originaria de Carolina del Norte al C3 Stage en Guadalajara. Los asistentes, aunque pocos, gritaron, corearon y algunos sacudieron sus cabellos al ritmo de las distorsionadas guitarras acompañadas de las bases de sintetizador que caracterizan a la banda.
‘Astral Body’, incluida en su última placa de estudio, The Parallax II: Future Secuence de 2012 fue la encargada de abrir el set y al mismo tiempo una de las mejor recibidas desde las notas iniciales que emanaron del teclado de Tom Rogers.
En lo que los asistentes se preparaban para agitar la cabeza e intentar hacer un pequeño circle pit que no duró más de una canción, la agrupación interpretaba más de su repertorio. El set continuó con ‘Lay Your Ghost to Rest’ y ‘Extremophile Elite’, canciones que los asistentes siguieron disfrutando hasta que, exactamente 45 minutos después, los miembros de la banda agradecieron al público tapatío mediante señas y aplausos y bajaron del escenario ante las molestias de algunos de los asistentes.
En cuanto se apagaron las luces, gran parte de los ahí congregados por la banda sureña de Estados Unidos, gritaron consignas hasta que Nick Fletcher, segunda guitarra de la agrupación apareció haciendo señas en agradecimiento. La interacción verbal por parte de la banda hacia los asistentes fue casi nula, la primer parte del setlist completo lo interpretaron sin interrupciones, una canción tras otra. No fue hasta su regreso, en el encore que su primer guitarrista, Paul Waggoner se dirigió al público, hablando en español: “Gracias por pasar la noche con nosotros. Gracias, muchas gracias”.
En el encore interpretaron tres canciones más, gran parte de la gente continuó gritando y amontonándose hacia el escenario, unos cuantos observaban desde un poco más atrás. Todos, los músicos de la agrupación, sin excepción hicieron gala de su desenfrenada técnica musical y se lucieron. Uno de los que más destacó fue sin duda Paul Waggoner, quien además de dar cuenta de sus influencias tan marcadas a guitarristas de la talla de Steve Vai y John Petrucci fue el único que mantuvo durante gran parte del show la interacción con los asistentes, dejando de lado la seriedad de sus demás compañeros de la agrupación. Su baterista, Mark Castillo, músico de otras bandas del género como Emmure, The Acacia Strain y Bury Your Dead también dio muestra de su calidad como músico al ser aplaudido por los ahí congregados durante un par de ocasiones.
Texto Eduardo González Quintero – @EalexGlez
Fotografías de Noé Blanco para KaVolta