La historia del movimiento gay en México en su mayoría está escrita solamente en la capital del país, sin tener documentados los esfuerzos y acciones que se emprendieron en los demás Estados
En Guadalajara hubo personajes y acciones concretas que apoyaron a la visibilidad del movimiento LGBTTTI+ en los años ochentas. Jaime Cobián es uno de los pocos activistas de esos tiempos que sigue siendo visible en la lucha por los derechos de los gays, lesbianas y trans. Y que nos puede contar en primera persona la manera en que ha evolucionado el movimiento.
Aunque aún hace falta mucho camino para lograr una igualdad real entre todos y todas. En Guadalajara y en el país entero vivimos en una época donde ser gay, lesbiana o trans no se compara con lo que pasaron las personas que iniciaron los movimientos sociales en los años 80s.
Si bien a nivel internacional se toma como un parteaguas en la lucha por los derechos de las personas LGBT+ el suceso de Stonewall, para Jaime Cobián esta lucha por el reconocimiento de los derechos igualitarios viene desde mucho tiempo atrás. Teniendo como referencia el movimiento del 68 que le da visibilidad a grupos vulnerables para organizarse y exigir por sus derechos.
De manera local hay historias de personajes LGBT+ con visibilidad desde antes del 68; Jaime nos habla de “La Zavala”, una transformista que se presentó en el Teatro Degollado y por todo el país en los años 40. O inclusive de Ramón Corona que formó parte del ejército que derrotó a los franceses y que contribuyó a la caída de Maximiliano l.
Ya existía la visibilidad y siempre ha existido, nos dice él. El problema comenzó cuando estos personajes visibles comenzaron a exigir derechos. Entonces se generó un conflicto social entre las partes conservadoras y los que buscaban ser tratados como iguales. Ya había convivencia entre personajes LGBT inmersos en la sociedad tapatía, sin embargo eran señalados como la escoria, los graciositos, o los enfermos de la ciudad.
En los años 80, Jaime comenzó a trabajar con grandes hombres que iniciaron una lucha en Guadalajara contra el estigma social que se vivía: Pedro Preciado, Guadalupe López y Jorge Romero. Hoy, Jaime Cobián es de los únicos personajes visibles que nos pueden contar y dar fe de lo que fue sobrevivir en una sociedad homofóbica.
Las primeras acciones por la visibilidad
En 1982 hubo los primero candidatos a diputaciones abiertamente homosexuales que contendrían por un cargo público. Sin embargo la sociedad no estaba preparada para reconocer como iguales a homosexuales o lesbianas. El Partido Revolucionario de los Trabajadores, a través de Max Mejía, un activista de la ciudad México, invitó a personas de Guadalajara para contender por las diputaciones. Sabían que no ganarían, pero fueron las primeras acciones para exigir derechos y espacios que representaran las necesidades de la población LGBT+.
En Guadalajara tuvimos nuestro propio “Stonewall”, recuerda Jaime. En una churrería ubicada en Morelos y Federalismo no dejaron entrar a los que eran candidatos abiertamente homosexuales, fueron echados en esa ocasión a pesar de que eran clientes regulares, el problema fue que ya eran gays y lesbianas que de manera pública exigían sus derechos.
Después de ser echados del lugar, regresaron para hacer una manifestación en el lugar. La sorpresa fue que mientras se manifestaban, los dueños del lugar llamaron a la policía y se llevaron detenidos a los manifestantes.
Los inicios de Jaime Cobián en el movimiento
Jaime Cobián nunca se planteó ser activista. Creo que nunca ha sido el sueño de ningún niño o niña, más bien se vuelven activistas por necesidad de alzar la voz y exigir un trato igualitario.
Jaime Cobian fue por primera vez al Grupo de Orgullo Homosexual de Liberación (GOHL) en los años ochenta acompañando al que en ese entonces era su novio. Con apenas 18 años, él pudo entender que era Homosexual después de leer un libro que obtuvo a escondidas en una librería del centro. Ahí encontró las respuestas a todas sus dudas sobre por qué se enamoraba de hombres y por qué sentía placer al tener relaciones sexuales con ellos.
Por ello, encontró un espacio en GOHL donde podía expresarse libremente y luchar por los derechos de otros. Que como él se encontraban sin saber, que lo que estaban viviendo y sintiendo, era completamente normal.
En aquellos años la sexualidad era vista y entendida de otra manera. El ser homosexual solo implicaba una cuestión meramente física donde era impensable generar una relación sentimental. No era permitido por la sociedad. Había hombres teniendo sexo con hombres, pero hasta ahí.
Debido a esto, Jaime Cobian entiende que muchas personas LGBT+ de más de 30 años no comprendan la trascendencia de que el matrimonio igualitario hoy sea una realidad. Como sociedad crecimos entendiendo que las identidades sexuales se remitían solamente a una cuestión de placer, más que a una forma de vivir y amar.
Con más de 30 años en el activismo, Jaime Cobian ha podido identificar diferentes formas de vivir y pugnar por los derechos a través de los años que lleva en la lucha. En los años ochenta era un activismo de resistencia ante el embate de las autoridades. Después se convirtió en un activismo de supervivencia ante la epidemia del SIDA y el estigma que trajo a la población LGBT+. En los años dosmil comenzó un activismo de propuestas y cambios institucionales, para llegar a la actualidad. Donde es un activismo de mantenimiento y respeto por los derechos reconocidos.
Su historia personal siempre se ha visto ligada con causas y movimientos de injusticia. Desde los 14 años marchó con el movimiento de cajas populares, formando parte del Partido de los Trabajadores. Entre otras manifestaciones que siempre se han ligado a las pugnas de la izquierda en el país.
¡Banquetera Únete!
El asumir abiertamente la homosexualidad en los 80, era manifestarse en las calles, visibilizarse y mostrarse como una persona activa en lucha por el reconocimiento como iguales dentro de una sociedad homofóbica. De ahí surge la frase ¡Banquetera únete! que tantas veces hemos escuchado en las marchas por el orgullo LGBT+. En aquél entonces se conformaban de aproximadamente 40 marchantes y por las banquetas iban alrededor de 150 personas “observando la manifestación”. Aunque varios de ellos no se bajaban de la banqueta para que no dijeran que eran gays y alguien de su vecindario los o las reconociera.
La posibilidad de visibilizarse abiertamente como gay no era tan sencillo en una ciudad donde se encarcelaba, se golpeaba y se juzgaba de manera pública aquellos que se reconocían homosexuales. Jaime cuenta que las personas que más se hacían visibles eran las que venían de fuera de la ciudad. Porque era más difícil que se enteraran sus familiares.
Conforme el tiempo ha pasado ha habido más personas que se han sumado al activismo. En el año 2003, se crea Codise AC. Una asociación civil que inició junto con Rodrigo Rincón, su pareja en ese entonces. Con el objetivo de luchar por el reconocimiento pleno de los derechos para las personas LGBT+. De esta manera ellos fueron los primeros que solicitaron el reconocimiento del matrimonio igualitario ante el congreso del Estado.
30 años después
Actualmente Codise es la única organización que trabaja temas de política pública LGBT+ en Guadalajara. Ya que la experiencia de Jaime Cobian en partidos políticos de izquierda le ha dado la posibilidad de ir creando alianzas desde hace más de 10 años con personajes políticos. Muchos de ellos el día de hoy están en puestos de toma de decisiones y que gracias a esta cercanía se han vuelto aliados de la causa LGBT+.
Para las nuevas generaciones es muy sencillo desarrollarnos en un mundo donde es menos estigmatizado ser gay, lesbiana, trans, bisexual, intersexual o simplemente ser quien nosotros queramos ser. Sin embargo hay personas como Jaime Cobian que desde hace 30 años ha estado luchando junto con otras personas para que estos cambios sociales sean posibles.
En el año 2013 Jaime Cobián publicó el libro “Los Jotos” una investigación que busca mostrar la manera en que eran mencionadas y referidas las personas LGBTTTI+ en periódicos, revistas y cómics. Con la investigación realizada en más de 20,000 números, obtuvo una recopilación de la manera que se ha usado desde los años 1800 hasta la fecha para referirse a nosotros: gays, jotos, barbilindos, adamados entre muchos otros.
Uno de los grandes avances en materia de derechos LGBTTTI+ que pudo presenciar Jaime Cobián fue el 17 de mayo de 2016. La primera vez en la historia de México en el que un presidente se reúne con activistas de todo el país no sólo para escucharlos, si no para presentar dos iniciativas de ley. Con las que Enrique Peña Nieto reconocería el matrimonio igualitario y la adopción por parejas del mismo sexo. Un acto que nunca creyó que pudiera ser posible, porque su experiencia hasta este día era que los gays, lesbianas, trans e intersexuales era una población invisible para los políticos.
A pesar de todos los avances que hay en el país y en el Estado, Jaime Cobián tiene muy claro que la lucha por el pleno reconocimiento de las personas LGBTTTI+ aún tiene temas pendientes en salud, trabajo, identidad sexogenérica, entre otros. Él sigue trabajando visiblemente por el reconocimiento de los derechos, pero como lo menciona, este trabajo no es para él, porque él ya vivió y sobrevivió los peores años de persecución, lo hace para que las nuevas generaciones puedan crecer en un mundo donde no te impongan quién ser, a quién amar o cómo amar.