Carl Barat, Pete Doherty, John Hassall, y Gary Powell, nombres que con solo ser citados juntos, llevan a la mente infinidad de composiciones, letras profundas, inspiradoras, libres, que nacieron en una alcoba en los suburbios de Londres hace casi 20 años y con el paso del tiempo mejoran sus estribos, sin perder nunca la esencia, un sello discreto y contundente de The Libertines.
Pese a contratiempos, golpes y todo tipo de adversidades que han enfrentado desde su formación a la fecha, el espectáculo que dieron la noche del jueves 06 de octubre en Guadalajara, es digno de enmarcar. Por un simple motivo que todos los presentes notamos: La calidad y amistad de de la banda es indiscutible. Más allá de su impresionante ejecución de éxitos desde el lejano “Up The Brackett”, el consolidado “The Libertines”, y el novedoso “Don’t Look Back Into The Sun”, hay un trasfondo mucho más grande que reconocerle a la banda; superar adicciones, peleas, egos e inclusive hasta robos, es digno de admirar ante la cara que la banda le muestra al mundo.
Una amistad total, como la que lleva cualquier humano con sus camaradas entrañables, el hecho de tocar y divertirse por hacerlo, es lo que The Libertines muestra en esta gira. Siendo las 21:12, con el Teatro Estudio Cavaret alborotado, los seguidores de Guadalajara, se encontraban impacientes de ver por primera vez a The Libertines en suelo tapatío. Las primeras notas de “Delaney”, comienzan a sonar y Hassall, Powell, Barat y Doherty, se enfundan en sus instrumentos, mientras estos dos últimos se acercan a sus micrófonos y cantan a todo pulmón, a su vez el público no se contiene en algarabía y muchos seguidores demuestran este afecto hacia la banda, saltos, gritos, golpes y hasta mordidas se percibían en la parte trasera del Cavaret.
Desde el primer tema, el abrir de una noche que resultaría mágica para los seguidores de la banda británica, era el inicio que pintaba de lo más prometedor. La esencia de la banda estaba presente, entonando algunos temas de su última producción que pese a haber salido a la luz el año pasado, le ha costado un poco más consolidarse en comparación a entregas anteriores de la banda; “Barbarians”, “Fame and Fortune”, fueron otros de los temas que el público acogía con gran ánimo en el inicio del show. Cuando finalmente aparecía uno de los primeros éxito de la banda, justamente se trataba de “Boys In The Band”.
La nostalgia era evidente, el ambiente era perfecto, y la banda lo hacía notar, disfrutaban cada nota, y golpe (en percusión) que ejecutaban, el momento más puro de la noche, llega cuando tras 10 temas, Doherty comienza a ejecutar los clásicos acordes de: “Can’t Stand Me now”, el clímax en el Teatro Estudio Cavaret se manifiesta, se siente e incluso se contagia, parecía que a todos los presentes se les inyectó una dosis de adrenalina y júbilo, el foro entero, cantaba y brincaba, la banda se percata y no desentona, como unos seguidores más los miembros, reflejan toda su actitud en esta pieza.
The Libertines se entrega a más no poder y continúan los éxitos, una limpia y perfecta interpretación de; “Vertigo” y “Death On The Stairs”, son el preámbulo perfecto para otro de los platos fuertes de la banda; “Time For Heroes”, tema que bien pudiera ser el himno del grupo sin ningún problema. No solo por ser el tema más conocido que tiene, si no por la referencia y detalles que muestran su letra, chicos con toda la esencia del punk – rock al estilo británico, reclamando su libertad y viviendo su historia de amor y desgloses referentes a las adicciones que contiene el fondo del tema. Pues en cualquiera de los casos, el himno de The Libertines, suena en los parlantes del Cavaret, el público entregado totalmente a la banda en su tema más representativo. Finalmente viene un tema más, y tras una hora ininterrumpida es la hora del “encore”.
Quince minutos tardan los chicos en el camerino, parece incluso el fin del concierto, el público se impacienta, pero la luz continúa fuera del espectáculo, el staff, no recoge los instrumentos y nadie se mueve de su lugar. Finalmente la banda regresa y algunos integrantes, se han cambiado de ropa, ahora lo que viene es lo más complicado: La consolidación de una noche que refleje un excelente concierto.
“Music When The Light Go Out”, “Up the Brackett”, son algunas de las piezas que se escuchan en el ocaso del concierto, con Barat y Doherty agradeciendo a su público cada que tienen la oportunidad y tras un par de temas más, llega el momento de culminar una noche redonda; “Don’t Look Back Into The Sun”, es la pieza que se encarga de dar por terminado uno de los conciertos que quedarán en la memoria de los seguidores de The Libertines, y ser una excelente impresión para los seguidores nuevos, ante la noche de desestrés, nostalgia, reencuentro y consolidación que los originarios de Londres le ofrecieron por casi de un par de horas a los “tapatíos”, pues pese a todas las adversidades que la banda ha pasado a lo largo de su historia, demuestran una vez más estar consolidados y generar ese espectáculo característico que solo ellos pueden, es por eso que su show lo podemos nombrar como un. Himno a la superación y oda a la libertad.
Fotografías de Noé Blanco para Kä Volta®
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