Dentro de las exigencias socialmente establecidas hacia nuestros géneros, más las que vamos inventando en el camino, me doy cuenta que definir la masculinidad o la feminidad es algo cada vez más complicado.
Las mujeres de plano la llevamos desde hace tiempo con aquello de que ser delgada, bella, chichona, nalgona, vientre plano, boca de beso y demás modas estéticas, a las que además se suman exigencias de tipo social como ser independiente, tener marido, hijos, casa arreglada, cocinar, ser profesional y estar de buenas a pesar de los cólicos menstruales e insatisfacciones sexuales varias.
La mayor parte del tiempo nos vemos, sentimos y somos reducidas tanto por nuestra apariencia como nuestros comportamientos sociales con el sexo opuesto. Y hablando del sexo opuesto, ¿Qué pasa con él? ¿Qué pasa con ellos? ¿Qué pasa con todos los hombres que fueron educados por mujeres? ¿Qué pasa con los hombres a los que la sociedad también les calca ideas de absurdas sobre la «perfección» de acuerdo a su sexo?
No voy a defender y/o justificar ningún tipo de comportamiento machista de cual casi todas las mujeres hayamos sido víctimas. Lo único que quiero es exponer es que ambos sexos la llevamos en este asunto de los roles sociales.
Hace poco leí un post donde una intento de influencer femenina expresa al mero estilo Drumpista «Make men men again»; además sugiere que las mujeres seamos mujeres respetando las diferencias fundamentales de ambos sexos con igual valor, pero eso sí cada uno desempeñando su rol.
“Rol”, esa palabra me quedó dando vueltas en la cabeza. Me di a la tarea de preguntarles a varios amigos hombres independiente de su preferencia sexual qué era ser hombre para ellos. La verdad es que muchos divagaron lo más que pudieron porque ni a ellos mismos les queda claro su rol, otros expresaron luchar contra su machismo interiorizado, otros de plano no respondieron, otros tácitamente expresaron lo siguiente:
1.- Tener pene y testiculos, o sea el pene solito no es suficiente.
2.- Que te gusten las mujeres.
3.- Tener valores, defender a los cercanos, tomar iniciativa y proteger a la mujer.
4.- Ni idea.
5.- Existir.
6.- Ser pilar de una familia y figura de protección.
7.- Parecer fuerte en todos los sentidos: emocional y laboralmente.
De todas las respuestas que recibí la última fue la que me llamó la atención «parecer» ¡WOW! Nos educan, los educan para interpretar un personaje. Los hombres al igual que las mujeres son seres humanos llenos de emociones, sentimientos, traumas. Si como mujeres no validamos esa parte de humanidad en el sexo opuesto seguiremos condenadas a ser las princesas en apuros en busca del príncipe que las rescate del dragón. Seguiremos siendo víctimas, pero esta vez de nuestra errónea idea de masculinidad que reduce a los hombres a ser los proveedores económicos responsables de nuestra felicidad.
Seguiremos fomentando la deshumanización masculina, seguiremos anulando y como resultado seguiremos siendo anuladas. No es posible hablar y/o exigir un respeto a la diferencias en términos de género si seguimos fomentando que los hombres son los que matan cucarachas, abren puertas, pagan cuentas, cargan garrafones de agua, pero si se les parten los labios no pueden usar bálsamo labial porque su masculinidad quedará en tela de juicio, restará su valor y el cuestionamiento de los roles seguirá siendo una imposición social sin tregua.
¡Bonito fiiiiiiiiin!
Sígueme en Instagram como @nanoviedomx, #SolteraReciclada #KaVoltaVida 🖤